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Volúmen 17 No. 1 Año 2023 • ISSN: 2011-4680 ONLINE: 2981-3948
Pódcast mujeres, género y dePorte
ser ejemplo, eso”, haciendo referencia más sobre la inequidad en las oportunidades y la
remuneración económica que reciben los deportistas masculinos frente a las femeninas.
Según Pster (2010), “ciertos tipos de deportes y ejercicios eran adecuados para las
mujeres mientras que otros no eran adecuados, y lo mismo aplicaba a los hombres” (p.
234). Esto concuerda con lo dicho por las entrevistadas, pues, aunque en la sociedad
actual se busca cerrar las brechas de la desigualdad y de estereotipos, el rendimiento
físico e intelectual que se tiene de ambos géneros en el fútbol no es el mismo.
Después, se dio paso a preguntas relacionadas con el alto rendimiento y lo que
implica llegar a este nivel, cuestionado lo siguiente: ¿qué exige ser una atleta de alto
rendimiento? La futbolista mencionó en su respuesta que “sus propios méritos, por su
esfuerzo, por su disciplina, por su constancia, por su talento es capaz de llegar a lograr
buenos resultados”. Por otra parte, la entrenadora respondió que “como mujer, exige
mucho el aguantar… el aguantar críticas, el aguantar comentarios, el aguantar regaños,
el aguantar, aguantar, aguantar y persistir a todo eso, se hace falta, hace falta ser uno
muy...muy valiente para meterse en un mundo de alto rendimiento’’. Aquí, se toma
como referencia a Turró (2016), quien arma que ‘‘mientras que la cobertura mediática
está focalizada en el deporte masculino, las mujeres quedan relegadas a un número
limitado de modalidades deportivas, en muchos casos minoritarias’’ (p. 53) y también
“la situación de la mujer deportista dista mucho de ser óptima, nuestra sociedad sigue
dicultando la completa incorporación femenina en la vida deportiva y la equiparación
de sus posibilidades respecto a las masculinas” (p. 52).
Las dos anteriores referencias corroboran que es minoritaria la población femenina
que desempeña el alto rendimiento en el fútbol, por lo que, en relación con lo
respondido por las entrevistadas, cumple con lo descrito por el autor, ya que es evidente
el esfuerzo, dedicación, disciplina, entre otros aspectos, que estas mujeres deben tener
para continuar en el más alto nivel en un mundo que, según Turró (2016), está regido en
mayoría por el género masculino.
Por último, entrando en una región más nacional en relación con su profesión, fue
realizada la siguiente pregunta: ¿cree que el deporte colombiano es inclusivo con las
mujeres?. La futbolista respondió: “Creo yo que todavía está en proceso”. Mientras
que la entrenadora contestó: “Para nada, para nada, para nada, ni monetariamente, ni
emocionalmente, ni para rendimiento ni nada”. En este sentido, Lucumí (2012) indicó:
La participación de la mujer en el deporte colombiano se ha visto enmarcada
en diferentes estereotipos socioculturales que, a lo largo de la historia, se
han transformando, incentivando a la mujer para vincularse en los diversos
roles del deporte, como en la administración, integrando equipos médico
cientícos y como deportista, entre otros. (p. 27)
Lo anterior concuerda con lo dicho por la futbolista, ya que poco a poco la mujer
empieza a vincularse en lo deportivo desde diferentes roles que cumplen funciones
importantes de un negocio deportivo. Mientras que por parte de la entrenadora hay una
discrepancia con lo dicho por Lucumí (2012), ya que arma que Colombia aún no ha
llegado al punto de inclusión femenina suciente para superar la inequidad de género.
¿Qué implementaría en el deporte femenino para mejorar la situación actual? Esta
fue la segunda pregunta que se realizó con base en el mismo tema de conversación, a
lo cual la futbolista respondió que “más difusión, más difusión, que incluso los mismos
equipos no cierren las puertas”. Y la entrenadora armó: “Siento que hace falta es
mucha empatía, por todo, o sea, hay mucho valor porque básicamente para mí y creo