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Volúmen 17 No. 2 Año 2023 • ISSN: 2011-4680 ONLINE: 2981-3948
Reflexiones sobRe la Pedagogía CRítiCa y su CuRRíCulo
moderno liberal originalmente asumió que las mujeres no debían hacer parte de la
escuela y cuando ello se permitió, el currículo fue reejó de la reproducción de precon-
ceptos de género que legitimaban la discriminación y exclusión al mundo femenino.
En esta etapa, las materias y disciplinas, las profesiones y carreras, mostraban un
monopolio patriarcal y los campos del saber-poder estaban abiertamente masculini-
zados. Tomé (2002) en este horizonte, redacta:
[…] la progresiva aunque lenta incorporación de las mujeres a los sistemas
educativos tiene unas características especícas que las diferencias de la
escolarización masculina. Han existido siempre amplias resistencias sociales
a la educación de las niñas, basadas principalmente en la adscripción de los
roles tradicionales femeninos. (p. 169)
La segunda fase de la pedagogía feminista se concentra en el debate sobre las condi-
ciones androcentricas del currículo y el saber académico, pero sin olvidar la discusión
sobre el acceso de las mujeres al sistema escolar, porque persisten las brechas de género
sobre el ingreso de las mujeres a la escuela. Algunos países, en estos momentos, aún
no garantizan el derecho de las mujeres a la educación, como sucede en ciertos lugares
del mundo árabe.
Es decir, existe la creencia generalizada de que la igualdad de oportunidades para
mujeres y hombres a nivel educativo ya se ha logrado. Se cree que el ingreso paritario
escolar resolvió las brechas de género educativas, pero el ingreso de las mujeres al
sistema escolar no ha garantizado la supresión del sexismo. Al realizar un análisis cuali-
tativo de la problemática en cuestión, se demuestra que aún hay una clara segregación
escolar entre hombres y mujeres.
En el mundo moderno de occidente aún siguen existiendo carreras feminizadas
con currículos feminizados que extienden la preconcepción de la responsabilidad
sobre el cuidado a las mujeres, como es el caso de la enfermería y la docencia para la
primera infancia.
Además, retomando a Agirre (2002), en su texto Orientar para la igualdad, orientar
desde la diferencia, puede asegurarse que en la escuela contemporánea sigue existiendo
un currículo sexista, el cual extrapola la condición androcéntrica5 del conocimiento y el
saber a los principios educacionales que orientan la escolarización.
En suma, el currículo como texto de la perspectiva de género, antes que nada, es
una crítica a la reproducción educativa del patriarcado, mediante el currículo ocial
androcéntrico y todos los dispositivos curriculares inscritos en la enseñanza y el apren-
dizaje, que plantea incluso la existencia de un currículo oculto de género (COG) que se
encarga de perpetuar la exclusión hacia las mujeres y los saberes feminizados mediante
acciones educativas inconscientes o naturalizadas.
Lovering y Sierra (1998) denen al COG “[…] como el conjunto interiorizado y no
visible, oculto para el nivel consciente, de construcciones de pensamiento, valora-
ciones, signicados y creencias que estructuran, construyen y determinan las relaciones
y las prácticas sociales de y entre hombres y mujeres” (p. 2).
5 El androcentrismo se dene como la situación por la cual se toma al hombre como centro o protagonista de la
historia, el conocimiento, el saber y la civilización en menoscabo de las mujeres, cuya disposición no se hace
visible y acepta socialmente y no se tiene en consideración.